¿Qué quiere decir realmente tener «química» con alguien? ¿Qué hace que te sientas tan unido a una persona especial? ¿Porqué las caricias nos dan tanto placer?¿Podemos estimular esta sensación? Todas estas preguntas tienen una mismo denominador común: la oxitocina.
¿QUÉ ES LA OXITOCINA?
La oxitocina es una hormona liberada por la glándula pituitaria, un órgano endocrino que en términos yóguicos está posicionado más o menos en correspondencia con el tercer ojo.
¿QUÉ FUNCIONES TIENE?
La oxitocina tiene dos tipos de funciones principales, las fisiológicas y las neurológicas. Es decir que influye sobre nuestro cuerpo, y también sobre nuestro comportamiento.
A nivel fisiológico, la oxitocina tiene funciones muy importantes durante el parto y la lactancia, siendo que estimula la dilatación cervical y vaginal necesarias para dar a luz y también permite la producción de leche en la mamá. Todos estos temas los tratamos en la Formación de Yoga para embarazadas.
A nivel del comportamiento, a esta hormona se le atribuyen una serie de funciones que facilitan el enamoramiento, el mantenimiento de relaciones duraderas, el apego entre padres e hijos, la empatía, la generosidad y el autoestima.
Por esta razón, algunos han rebautizado la oxitocina la “hormona de los mimosos”, la “hormona del amor” o, inclusive, la “hormona de la monogamia”.
Siempre en esta dirección, resulta que la liberación de oxitocina en nuestro cuerpo aumenta cuando tenemos un orgasmo o cuando recibimos caricias.
En resumen, la oxitocina está presente cuando nos enamoramos de otra persona, cuando miramos y acariciamos a quien queremos, cuando tenemos que empatizar con las emociones de los demás, cuando tenemos un orgasmo, y en general con todas las situaciones sociales que prevén un intercambio de “caricias”, ya sean emocionales o físicas.
En solo 3 minutos, que es el tiempo en que la oxitocina está presente en nuestro organismo después de su liberación, esta amorosa hormona es capaz de tener efectos duraderos sobre estos aspectos tan importantes de la vida.
Por eso es importante desarrollarla e intentar producir mucha ya sea con cariño, amor, caricias, o com ejercicios que la estimulen, si necesitas herramientas para ayudarte a ser tu mejor versión pide nuestro programa a Mandiram Formación de Yoga.
¿CÓMO PODEMOS CONTRIBUIR A SU EQUILIBRIO EN NUESTRO ORGANISMO?
En general la oxitocina se activa con actividades que estimulan nuestros sentidos de forma placentera así como:
1. Practicar Yoga
¿Has sentido que flotas al salir de tu práctica? Detrás de esta sensación se esconde, entre muchos otros factores, la oxitocina. De hecho, existen asanas y pranayamas específicos para el cuidado del hipotálamo y la glándula pituitaria, los encargados de la oxitocina, como por ejemplo surya namaskar, sirshasana, yogamudrasana, matsyasana, sumeru asana, pranamasana, pasa hastasana. ¿Quieres conseguir este nivel de oxitocina? consigue todas las herramientas con la Formación de Yoga.
2. Dando y recibiendo caricias
O regalándote un masaje y también manteniendo relaciones sexuales (atención: ¡satisfactorias!).
3. Estimular su producción con alimentos
Aunque, desafortunadamente la oxitocina no se encuentra en los alimentos, sí que existen investigaciones sobre algunos tipos de alimentos que podrían estimular su producción: romero, eneldo, tomillo, perejil, hinojo, hierbabuena, chocolate y leche animal. Asimismo, la vitamina C es aliada de la oxitocina, porque mejora la eficacia de su mecanismo de producción.
¡Ya tenéis un montón de razones científicas para dar y recibir más mimos! Un abrazo oxitocínico.
ROSSANA MARENZI
Psicóloga y psicoterapeuta especializada en terapia para adultos en Barcelona. Es también parte de una asociación de apoyo psicológico para personas con problemas de infertilidad.
El objetivo de la terapia para Rossana es promover y acompañar a la persona a vivir con la máxima espontaneidad, intimidad y creatividad posible. Cree que el yoga es una herramienta de gran ayuda en este recorrido, y por ello lo practica a diario.